Taller la Hormiga y la Cigarra- Sogamoso
- Karo Colibri
- 17 feb
- 3 Min. de lectura
Salimos con La Chiflada de Tibasosa y se nos movió la brújula, por poco y tomamos el bus en el sentido opuesto a Tibasosa si no es que unos guardianes del camino nos señalan con picardía el camino, así llegamos a Sogamoso y Juan Carlos Parada y Nidia Vesga nos esperaban con una agua de panelita con limón y envuelto de mazorca en la “Sala de La Hormiga y la Cigarra”. Mientras tomaba mi agua de panela, Juan Carlos se montó en las escaleras para hacer la instalación de luces junto a Erika la técnica estrella de Creativo Teatro quien en su silencio ruge en atención estética a cada detalle que la escena requiere, esta íntima sala del barrio Monquirá estaba estrenando un piso de caucho muy cómodo en el que la danza se fue moldiando para poder deslizarse cuando lo requería activando otras facultades del cuerpo y eso si aprovechando para brincar lo que este piso permitía, en grata complicidad faltando 5 minutos para entrada de público, sahumamos juntos el espacio con palo santo y copal y dimos inicio al compartir de la Chiflada del Nevado Refresca mi Sangre. Llegaron los custodios del Templo del Sol, músicos y concejales de Sogamoso, familias del vecindario, varios abuelos y algunos niños. El manejo de luces salió muy refinado y el último aliento de este peregrinaje se entregaba a esta puntada de remate como la gran función de gratitud de todo este peregrinaje, era lindo sentir tantos abuelos que han cultivado experiencia de vida, significativas reflexiones acerca del caminar para conocer, caminar para conocerse, caminar para saber que se puede seguir danzando sin importar la edad ni el credo, fue una honra al camino y al eterno aprendizaje que hay ante cada experiencia una señora decía “uno cree que lo ha visto todo y vea que me iba a imaginar que la danza pa´ algunos indios es la responsable del giro de la tierra “ja!”, aún hay mucha joda pa´ seguir aprendiendo”, otros decían “es importante saber lo que uno lleva de indio por dentro”, otros desde un enfoque académico decían que es oportuno que se abran los espacios para “decolonizar el pensamiento”, y así entre academia, música, política, saberes populares y ambiente cundiboyacense esta función irradió gratitud a cada paso, a cada gota de sudor, a cada peso de la maleta caminando por terminales, playas, montañas o carreteras, a cada brisa, aliento de frescor recogido, abismo y tareas aun por seguir develando en esto de recordar nuestras profundidades existenciales desde la decolonialidad biopoética de la danza, la cual sigue expandiendo sus semillas y frutos, deseando seguir compartiendo y despertando consejos que aún están por ser compartidos en esto de conmover el movimiento de la vida y asumir la responsabilidad de cada uno de nuestros gestos en el tiempo y en el espacio. Desde estas tierras del Templo del Sol Mhuysqa se agradece este sagrado camino regenerativo de memoria y de tradiciones que aún están por nacer en el contacto y cuidado sagrado de la vida desde la danza. Gracias Chiflada, Gracias a cada territorio, gracias a cada bendición y desafío, gracias aguas de vida que le dan flujo al camino, gracias a cada corazón que puso su sentir, su mano y su disposición colectiva, vuelvo a mi casa en el Sumapaz con infinita gratitud en el alma, con más aprendizajes y dulce valentía del peregrinaje que nos lleva al recuerdo de sí, recuerdo de lo que algunos llaman “chifladera”, buenos vientos y buenA Mar a cada quien.